domingo, 13 de mayo de 2007

II

Hoy me siento alejado,
tan solo como cuando uno despierta
y ve en la ventana un día gris,
donde en el cielo, las aves huyen del destino ya establecido
pero sabieno de que volverán.

Por mi parte, yo se de lo que huyo,
tengo en conocimiento lo que me atormenta y lo seguirá,
pero lamentablemente no sé si podré volver, y volar.

De a poco todo lo que intento en obtener, se desvanece
como si el miedo fuese mi reflejo en persona
el ventanal que ha quedado abierto ante la fría brisa de invierno.
No sé si he dejado de lado mis armas,
mi mentalidad de luchador que muchos aún pueden encontrar
pero que yo he dejado de lado, por vanidad.

No soy yo cuando quiero,
no es mi alma la que pide el vale para seguir en la fila,
no es mi cabeza la que calcula el examen de vida que estoy dando,
es más que eso, es mi oscuridad angelical,
es la venganza del cuerpo por tanto sufrir,
sufrir que yo también he soportado, cuerpo mío.

Si solo pudiese valerme alguna vez por mí, entero,
si pudiese demostrar que cuerpo y alma sí son 1.
Si pudiese encontrar la manera de caminar con los dos pies, y no tropezar.
Si pudiese amanecer en un día gris, mirar por la ventana,
ver las aves volar, y al fin poder pensar:
"Si huyo nuevamente de aquí, sí sabré regresar..."

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