domingo, 27 de mayo de 2007

IV

Quiero sentir en pocas palabras
lo que en una vida se puede decir,
quiero robar del aire su esencia
y devolverla a mi llanto en mí.

Deseo volar por tus silencios,
anhelo revolcarme en tu mar,
que el cielo bese mi espejo
que hoy mi imagen no quiero añorar.

Espero que el tiempo cese un segundo
para invertir el espacio, y alterar
lo que en un día es fecundo
que mañana no vuelva a pasar.

Esto actual no es pasado o ayer,
es presente, que al nombrarlo se va,
es ahora el peldaño desintegrado,
es lo que dije y ya no vive más.

Que mi acción se concrete,
y que mi alma escape de mí,
esta noche no dormiré en casa,
soñaré en el parque, o en el jardín.

Será tu nombre, alada mujer
pretexto de mi huida y mi sed,
ayuno de mi cuerpo y mi fe,
religión sin dogmas que aprender.

No volveré, hoy no despertaré,
Segismundo en mi vida continuaré,
que mi vida, como sueño, está bien,
¡y que sueño feliz me mantiene en pie!

sábado, 19 de mayo de 2007

III

...Y por donde brilla la luz
crece mi alma otra vez,
ese pequeño, de pies cortos,
que alguna vez como gigante durmió...

...pequeño saltamonte,
crio sin dueño ni mar,
granito de plomo y plata,
una nube de almidón y pan.

Pequeño rebaño de aguas cálidas
fue tu morada al pasar por acá,
hoy no quedan más que cien años
y tú aún sigues como cuando te vi pasar.

Vigente, humano, estrella de cal,
no te desintegras, no puedes pecar,
tu vida es perfecta, tu canción es paz,
tus palabras hoy matan a la guerra y el mal.

Amoroso, regalón, puñadito de algodón,
siembras tu ternura, ¡alabada tu pasión!,
eres el guía, eres realmente la canción,
que cantas con tus ojos por cada estación.

Pero dime, pequeño cantautor:
¿de qué te sirve vivir en tan magna mansión?
¿es acaso tranquilo ser querido con razón
si el cariñó que esperas ya se marchó?

Tus ojos hoy delatan a tu pasión...
tu canción no es más que canto de traición.
Tu vida, tu fama, tu camino en la mar
aniquiló a los tuyos, les quitó su a pequeño Juan.

domingo, 13 de mayo de 2007

II

Hoy me siento alejado,
tan solo como cuando uno despierta
y ve en la ventana un día gris,
donde en el cielo, las aves huyen del destino ya establecido
pero sabieno de que volverán.

Por mi parte, yo se de lo que huyo,
tengo en conocimiento lo que me atormenta y lo seguirá,
pero lamentablemente no sé si podré volver, y volar.

De a poco todo lo que intento en obtener, se desvanece
como si el miedo fuese mi reflejo en persona
el ventanal que ha quedado abierto ante la fría brisa de invierno.
No sé si he dejado de lado mis armas,
mi mentalidad de luchador que muchos aún pueden encontrar
pero que yo he dejado de lado, por vanidad.

No soy yo cuando quiero,
no es mi alma la que pide el vale para seguir en la fila,
no es mi cabeza la que calcula el examen de vida que estoy dando,
es más que eso, es mi oscuridad angelical,
es la venganza del cuerpo por tanto sufrir,
sufrir que yo también he soportado, cuerpo mío.

Si solo pudiese valerme alguna vez por mí, entero,
si pudiese demostrar que cuerpo y alma sí son 1.
Si pudiese encontrar la manera de caminar con los dos pies, y no tropezar.
Si pudiese amanecer en un día gris, mirar por la ventana,
ver las aves volar, y al fin poder pensar:
"Si huyo nuevamente de aquí, sí sabré regresar..."